Libertad a través del arte
¿Por qué
tomó la decisión de dedicarse a realizar teatro con presas?
No
me gustaba la realidad de la prisión, empecé a estudiar arte dramático en la
escuela oficial de Madrid porque me gustaba y pensé que las internas disponían
de tiempo suficiente como para hacer esta maravillosa actividad.
¿Qué
significa para ellas el poder hacer actividades teatrales?
Lo
primero es evadirse de la prisión, lo segundo convertir el tiempo muerto en
tiempo de aprendizaje, también desarrollan facetas de su personalidad y se
socializan trabajando en grupo, poniendo en práctica capacidades de solidaridad
y tolerancia a través de la actividad teatral. Se eleva la autoestima, se
produce un acercamiento a la cultura, especialmente a la literatura, donde
conocen los personajes que van a representar con sus dificultades y
contradicciones humanas.
Tengo
entendido que en un principio sólo actuaban en la prisión, y después salieron
incluso a la calle... ¿cómo se fueron desarrollando estos acontecimientos?
Al
principio eran las fiestas en la prisión pero nuestra idea era traspasar sus
muros a través del teatro y llevarlo al exterior. Un año, 1987, llegó a la
prisión un boletín donde nos invitaban a participar en un certamen teatral con
otros grupos. Al no poder salir, el jurado se desplazó a la prisión para
puntuar nuestro espectáculo y nos seleccionaron para competir con los otros
grupos. Concedieron a una actriz del Grupo Yeses el Premio de Interpretación de
toda la muestra y una Mención de Honor a toda la Compañía. Después nos
planteamos escribir un texto que hablara de las mujeres dentro de la cárcel y,
ese texto, enviado al Ministerio de Cultura, nos trajo el Premio Calderón de la
Barca de 1990. El premio implicaba la dotación económica necesaria para
producir el espectáculo, por lo que la Dirección General de Instituciones
Penitenciarias facilitó los permisos para que tres internas pudieran asistir a
los ensayos y hacer el espectáculo en el exterior junto a actores
profesionales. A partir de ahí fueron más comunes las salidas esporádicas al
exterior del grupo de teatro, que se estabilizaba con el tiempo.
¿Qué tipo
de obras se realizan?
Primero
eran más sencillas, luego fue teatro absurdo, también teatro cómico, teatro
social, y en su última etapa, realizamos teatro de mujeres ya que la
patrocinadora era la Dirección General de la Mujer de la Comunidad de Madrid.
¿Cómo
reacciona el público ante las actuaciones?
El
público sufre también el proceso de evolución del grupo, al principio había
expectación y morbo ya que las mujeres viajaban en el furgón de la guardia
civil y esposadas. Actualmente hemos superado esa fase, incompatible con el
desarrollo del teatro en libertad, y las internas van con los actores con los
que trabajan de forma normal. Ahora el público recibe a las internas con
cariño, solidaridad y valora la calidad del espectáculo.
Después de
tantos años de experiencia, ¿qué opinión tiene usted acerca de la gestión y la
manera en que se desarrolla la vida de los presos? ¿cree que se trabaja bien la
reinserción social en las prisiones españolas?
Las
cárceles han cambiado mucho desde que entré hace 30 años en la prisión de
Yeserias. Están en mucho mejores condiciones, pero sin embargo todavía hay que
hacer un esfuerzo para dar a los presos lo que la sociedad les ha negado, ya
que la mayor parte de ellos han tenido circunstancias difíciles y provienen de
las capas sociales más bajas. Les ofrecen formación y trabajo pero deben
avanzar más. Falta en la ejecución de las penas el seguimiento en el periodo de
libertad, para que en el momento crítico se les den las herramientas para que
logren vivir dignamente y superen los obstáculos. Para ello, deberían
coordinarse diferentes instituciones.
Rumbo a Guachafita, 2011 |
¿Qué
reclamos le llegan a usted de las presas?
Muchas
no se sienten atendidas en sus reivindicaciones, quieren ver a su familia,
salir de permiso más rápido... y es difícil de comprender para ellas el que
después de haber preparado un papel no puedan salir a hacer la función por
falta de permiso del juez o de la prisión, con lo que el grupo también se
resiente.
Haciendo
balance de todos estos años, ¿qué suceso o experiencia ha sido la más positiva,
y cuál la más negativa?
La
experiencia más positiva fue el Forum de las Culturas de Barcelona con un marco
internacional que enriqueció mucho al grupo, y el Premio de la Asociación de
Actores, ya que fueron los propios actores los que reconocieron el trabajo de
la Compañía Yeses. El más negativo es el momento de la muerte por sida,
generalmente de actrices que habían integrado el grupo y que eran geniales en
el escenario y, sin embargo, ves como se va consumiendo su vida. Esto está
descrito en una escena importante de la película El Patio de mi cárcel.
¿Qué
proyecto fue el más emocionante para usted?
La
representación de La Orgía de Enrique Buenaventura en el Teatro Alfil. Este
teatro vanguardista, puntero y a punto de cerrarse por ello, resurgió con este
montaje debido al éxito de la obra.
Ahora que
se ha jubilado, ¿qué proyectos tiene o qué le gustaría hacer?
Continuo
con la misma actividad en los montajes de Yeses y me gusta realizar cualquier
actividad teatral con grupos profesionales.