martes, 31 de diciembre de 2013

Costumbres Navideñas

Uvas en Nochevieja, ¿a cuento de qué?

mylittleparty.es
El gesto se repite año tras año (se consume en pocos segundos entre millón y medio y dos millones de kilos). Las doce uvas, dispuestas frente a cada comensal, esperan su turno para ser tomadas una a una mientras los doce últimos segundos del año se suceden. De la fortuna, de la suerte, del éxito... las uvas que despiden el año desde cada rincón de nuestra geografía han ido tomando distintos apodos con los años, pero ¿de dónde sale esta tradición tan sagrada y extendida entre todos los españoles?



Es tal el arraigo de este ritual, que el no hacerlo, se presenta de manera inconsciente para casi todos como una especie de mal augurio para el nuevo año que entra, y nadie quiere sentir el "mal rollo" que esto puede provocar. De manera que todos nosotros, obedientes y atentos a la hora, aguardamos con paciencia el momento de enchufar la tele, y esperar las 12 campanadas que marcan el inicio del siguiente año.

Da igual que te atragantes, que se te llene la boca de pepitas y tu cara se parezca al globo aerostático de Willy Fog a punto de reventar, las tradiciones están para cumplirlas y tú no ibas a ser menos. Además, hay que reconocer que tiene su gracia ver a cada persona de tu familia en la misma situación que tú -dejando de lado al listillo que todos los años se las toma con una tranquilidad que cualquiera diría que llevase ensayando un mes-, desde la abuela, roja como un tomate, a ese típico primo que todo lo hace bien y tú mal, y sin embargo, se le escapan los restos por cada huequecillo de la boca igual que a ti y no le queda otra que terminar escupiéndolas. 



La versión más aceptada y extendida que explica esta costumbre se remonta a 1909, cuando un excedente en la producción tardía de uvas en la zona del levante estimuló el que los viticultores optaran por repartir parte de ese excedente entre la población, vendiéndolas como "uvas de la suerte". Lo que ocurre es que la falta de medios de propagación en la época, y la incapacidad para comunicar a gran escala, hace que los viticultores desconfíen de esta versión. Pero entonces ¿cuál es la verdadera explicación?

Bueno, podríamos decir que fue toda una serie encadenada de acontecimientos que acabó desembocando en el consumo masivo de las doce uvas en Nochevieja por todo España. Existen documentos y artículos en periódicos que ilustran que la costumbre de tomar uvas con champagne comenzó en el seno de las altas esferas de nuestro país -sobre todo en las madrileñas- como algo importado de París o Biarritz, zonas en las que los burgueses franceses acostumbraban a tomar estos dos productos para despedir el año. Un artículo del 1 de enero de 1896 en La Correspondencia de España relataba cómo celebraron la Nochevieja los miembros del gobierno y decía así:


"En la hermosa residencia particular del Ilustre presidente del Consejo de ministros se reunieron anoche casi todos sus compañeros de gabinete y algunos otros distinguidos personajes. A las doce en punto de la noche saludaron los ministros la entrada del nuevo año comiendo ricas uvas y bebiendo champagne..." 

Con el tiempo, las doce uvas de fin de año se van asentando entre los madrileños, y los productores de esta fruta aprovechan el tirón y comienzan a apodarlas "de la suerte" o "de la fortuna". En 1907, cuando ya es hábito tomar las uvas por muchos lugares de España, periodistas y ciudadanos comienzan a criticar esta costumbre aburguesada y a quejarse de cómo los comerciantes de uvas se aprovechan de ella (La Ilustración Española y Americana, 8 enero de 1907):

"Y, a propósito de supersticiones, ¿no es admirable la rapidez con que se propagan? Hay escritores que llaman ya tradicional a una costumbre importada del extranjero hace muy pocos años por algunas familias aristocráticas, y acogida con burlona seriedad por la clase media y el pueblo, y que aprovechan los fruteros para revender las uvas por docenas, comprándolas a cestos, que toda costumbre supersticiosa es productiva para los especuladores que ven claro."

abc.es


Decía al inicio que esto de las uvas era como una especie de cadena de acontecimientos. Será, a fin de cuentas, todo lo ya nombrado sumado al excedente de producción de 1909 lo que, finalmente, consolida esta moda que ya hace tiempo que ha dejado de serlo y se ha metido en los hogares españoles para ocupar los últimos segundos de la totalidad de los miembros de nuestro país. Venga va, ¡que este sí va a ser el año que no te atragantes!


Fuentes: Muy interesante, Saberia, Diario del viajero

domingo, 15 de diciembre de 2013

ANUARIO ESTADÍSTICAS CULTURALES 2013


Al cine, que son dos días

El cine español está de luto. Un luto por sí mismo. Cada año desciende en España la cifra de entradas de cine vendidas de modo estrepitoso. Este dato, por desgracia, no es de extrañar. La crisis asfixia, el IVA ahoga e Internet da solución a las ganas de devorar películas y absorbe a los espectadores que no pueden gastarse el dinero que cuesta entrar en las salas de cine.

Copy: El Roto
Así las cosas, las cifras son reveladoras, en 2004, que fue un buen año para el cine en nuestro país, tuvo casi 144 millones de visitantes en las salas. En 2005 la cifra ya descendía a 127. En 2006 a 121, en 2008 fueron 107 los millones de personas que acudieron a las salas. Así sucesivamente… El umbral de los 100 millones lo rompió el año 2011, pero en negativo, con algo más de 98 millones de entradas vendidas. Según el Anuario de Estadísticas Culturales de 2013, el 2012 lo empeora, con cuatro millones menos, y las estimaciones sobre el cierre del 2013 se sitúan con una caída brutal, habiendo visto las salas de cine poco más de 77 millones de espectadores entre sus paredes durante este 2013. 
La recaudación, por supuesto, no mejora la situación. Los casi 636 millones de euros recaudados en 2011 bajaron en 2012 a los 614, lo que se traduce en una caída del 3,3% de la recaudación. Y por supuesto, las previsiones para el 2013 auguran más caídas. Tal y como ilustran desde El Confidencial, en 1970 las salas españolas vendieron nada menos que 330,9 millones de entradas. Los españoles iban 11,3 veces al año a ver una película al cine. Hoy, ir al cine es un lujo que el español medio se da 2 veces al año. 

¿Solución? El IVA no se baja, la entrada tampoco, Internet sigue permitiendo descargas a discreción y los ingresos de los españoles no aumentan. Pues eso, aprovechemos que aún quedan salas abiertas para ir de vez en cuando, porque cualquier día la pantalla más grande que vamos a poder ver será la de Callao. 

Portada revista francesa Le Film Français en agosto. Titular: El cine español, ¿crónica de una muerte anunciada?

EXPOSICIONES SURREALISTAS EN MADRID

Madrid se deja querer por el Surrealismo


¿Qué son los sueños sino una realidad paralela que se apodera de nosotros cuando nos encontramos en el letargo más profundo? Resulta casi aterrador darse cuenta del estado de indefensión en el que quedamos mientras dormimos. Todo o casi todo lo que hacemos a diario se puede domar. Pero, cuando uno se sumerge en el mundo onírico, de repente, pierde el control. Todo se desvirtúa y podemos vivir en carne propia situaciones surrealistas e inimaginables mientras soñamos. Muchas veces estos sueños pueden incluso proporcionar pistas reveladoras sobre lo que en realidad sobrevuela nuestros pensamientos y preocupaciones más ocultas que, a menudo, consciente o inconscientemente ignoramos. 

El Surrealismo es un movimiento que tomó su nombre por los años 20 del siglo pasado. Con el fin de la Primera Guerra Mundial llegan las consecuencias de la masacre. La pobreza y la miseria se apoderan de Europa y de los europeos. Nadie entiende el porqué de tanta destrucción, el porqué de todas esas muertes. Como respuesta a esa incongruente situación, nace un movimiento loco, desquiciado con lo establecido y que lo que busca ya no es tanto dar explicación a las cosas, sino destrozarlas, quitarles el sentido. Reirse de este mundo depravado y burgués como método de autoconsuelo. Llevar a cabo una provocación abierta y descarada contra lo establecido: comienza así el Dadaísmo. Su principal representante, Tristan Tzara, lo explicaba así:

Dadá no significa nada. Si alguien lo considera inútil, si alguien no quiere perder su tiempo con una palabra que no significa nada [...] Por los periódicos sabemos que los negros kru llaman dadá al rabo de la vaca sagrada. El cubo y la madre en cierta comarca de Italia reciben el nombre de dadá. Un caballo de madera en francés, la nodriza, la doble afirmación en ruso y en rumano: dadá.
Tristan Tzara

Primera Exposición Internacional Dadá de 1920

Partiendo de esta especie de sinsentido, se llega al Surrealismo. Éste tomó el lado más amable y romántico de la locura de aquellos años, centrándose en el mundo de lo inconsciente fundamentado en los hallazgos psicoanalalíticos de Sigmund Freud en su gran obra La interpretación de los sueños en 1900. El Dadá en cambio, se desvió hacia lo destructivo y se convirtió en su propio peor enemigo, pues en las exposiciones dadaístas, una de las normas concedía al espectador el permiso para romper lo que no le gustara, y lo mismo podían hacer los propios artistas.

 Precisamente, de surrealismos va la cosa estos últimos meses y Madrid se llena de este movimiento rebelde e intuitivo. La moda comenzó con la exposición del más surrealista de todos, cuando muchas obras de Salvador Dalí pasaron el verano en el Museo Reina Sofia, atrayendo a casi 800.000 espectadores. La muestra fue récord de visitas y consiguió una repercusión que quedará para siempre en la historia de los museos de nuestro país. 

Herbert Bayer. Urbanita-Solitario. Foto, gelatina de plata.
A este inicio le ha seguido la Fundación Juan March, con la muestra “Surrealistas antes del surrealismo”. Con cerca de 200 dibujos, fotografías, grabados, libros y revistas que van desde el medievo tardío hasta el más vanguardista surrealismo; la exposición cuenta con nombres como Durero, Schön, Goltzius, Höch, Picasso, Goya, Klinger, Klee, Dalí y Masson, entre otros. En paralelo a la significativa exposición que bajo el título “Fantastic Art, Dada, Surrealism” organizó, hace 75 años, el director del Museo de Arte Moderno de NY, Alfred H. Barr, los documentos están organizados de manera que el visitante, al final de la muestra, comprenda que el surrealismo tiene sus orígenes hace siglos, cuando los artistas de la Edad Media ya se planteaban el arte de la subjetividad y lo inconsciente como motivo inspirador. 

Para coronar la ronda surrealista que recorre la capital española, el Museo de arte Thyssen-Bornemisza expone estos días "El surrealismo y el sueño". Una exposición que pretende ilustrar cómo ese modo de entender la vida que defiende el surrealismo está enraizado al vínculo entre el sueño y la imagen. En ella el visitante puede deleitarse la vista con dibujos, collages, pinturas, esculturas y fotografías de grandes nombres como, de nuevo, Salvador Dalí, André Breton, Renée Magritte, Yves Tanguy, Max Ernst, Jean Arp, Paul Delvaux, André Masson y Paul Nougé, entre otros más. 
Portrait of Salvador Dalí et Man Ray à Paris (Wikipedia)
Visto lo visto, se hace patente la ola surrealista que recorre la capital estos últimos meses. El movimiento significó, en su contexto, una vía para los artistas que permitió dar rienda suelta a su mundo interior, y liberar la psique mediante la expresión de los sueños, y con ellos, de las preocupaciones más personales. Toda una amalgama de ocurrencias alocadas que, para los que les gusta tenerlo todo bajo control, pueden resultar una buena terapia de choque. En cambio, las mentes más creativas encontrarán en estas exposiciones unos buenos compañeros de travesía. 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

EVENTOS: Día de las Librerías


El (no) Día de las Librerías

http://www.flickr.com/photos/mallol/195476381/
Una lástima. A la mayoría de nosotros se nos encoge el alma sólo de pensar que el libro físico, en papel, toqueteable y apilable, podría desaparecer en cuestión de años. Solemos apartar rápidamente la idea de nuestras cabezas, convencidos de que nunca se producirá un desenlace tan trágico para la literatura. Parecemos completamente seguros de que el hábito de girar las páginas plácidamente tras humedecerse el dedo índice perdurará entre nosotros ininterrumpidamente. Es el momento de abrir los ojos. 

El viernes 29 de noviembre se celebraba la tercera edición del Día de las Librerías, organizado bajo el paraguas de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL). Una jornada que pretende, según reza el Manifiesto de los Libreros redactado para la ocasión, “que seáis partícipes de la pasión que los libreros ponemos al desempeñar nuestro oficio”. A cambio, el cliente podía disfrutar de un 5% de descuento durante todo el día, y los establecimientos permanecerían abiertos hasta las 10 de la noche. 

Pues bien. Pasión, desde luego, a los libreros les sobra. Clientes, por el contrario, no tanto. Tras recorrer algunas librerías del centro de Madrid y conversar con sus dueños, las conclusiones se hicieron evidentes. “A las librerías a pie de calle, no les quedan ni cinco años”, contaban desde la librería Berkana (C/ Hortaleza  62). “Somos un gremio en peligro de extinción. No nos apoya nadie. Antes hacíamos cajas de 3.500 euros, ahora si llegamos a 500 nos damos con un canto en los dientes. Y de ahí tenemos que pagar sueldos, luz y demás gastos. Tendremos que reconvertirnos y vender zapatos en vez de libros. Nos reconvertiremos, no se puede ir contra los tiempos”, zanjaban, no sin antes dejar una recomendación: “Si tenéis biblioteca en casa no la tiréis, porque el día de mañana, cuando no haya producción en papel, los libros de segunda mano tendrán su valor”. 

La librería Pérez Galdós, fundada en 1942, ha estado meses con el cierre echado y reabrió recientemente. “No hemos notado hoy mucho más movimiento. El gremio no ha promocionado bien este evento, la gente no se ha enterado”. Desde Tipos Infames (C/ San Joaquín 3), sí notaron algo más de clientela, “pero en general, los viernes son días de más venta que el resto de días”, explicaban. 
En general sí, es posible que con más publicidad, cartelería, bolsas especiales para la ocasión y demás herramientas de promoción, el Día de las Librerías habría tenido más éxito del que, en principio, tuvo. Pero lo realmente preocupante, lo que hay que replantearse, es hacia dónde se dirige el mundo del papel, y con él, todos los gremios que de él dependen. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2008 había en España 7.074 librerías. En 2012 la cifra era de 5.556. Prácticamente 2.000 librerías han tenido que dejar el negocio en 4 años. Un 21,5% menos. Y las previsiones no son esperanzadoras. En el tercer cuatrimestre de 2011 se vendieron casi 21 millones de libros. Durante el segundo cuatrimestre de 2013, poco más de 11 millones. Las ventas se han reducido, en menos de dos años, prácticamente a la mitad. 

La crisis no acompaña. La sociedad española ya está suficientemente preocupada por llegar a fin de mes. Así que es claro que adquirir un libro, que no tienen un precio de por sí muy asequible, se revela como un esfuerzo difícil de realizar. Si a esto le añadimos el fenómeno e-book, con la posibilidad de descargar gratuitamente (e ilegalmente) los ejemplares, la ecuación se hace aún más cuesta arriba. Librerías como Berkana, ya nombrada, realizaron en su día una inversión que rondaba los 15.000 euros para adaptar todos sus tomos al formato digital. Sin éxito, porque estando gratis en Internet, ¿por qué pagar por ello?
No. No es sostenible. No podemos seguir con esta mentalidad. Del mismo modo que #gratisnotrabajo, gratis tampoco escribo, ni hago películas, ni tomo fotografías… ni demás artes culturales que, como todo en esta vida, necesita ser remunerado. Debemos hacer un esfuerzo y tomar conciencia de que hay que pagar por lo que se consume, porque de lo contrario, desaparecerá la posibilidad de que siga existiendo. 

El e-book resulta una estupenda oportunidad de rebaja en los precios de los libros, ¿por qué no tomarla? “Es de buen nacido el ser agradecido”, asegura el refrán. Vamos a hacerle caso, y seamos agradecidos con aquellos que llenan nuestra mente de letras, reflexiones e historias, entre muchas otras cosas. Paguémosle lo mínimo a cambio de lo que nos dan, que es mucho más que una cantidad monetaria. Y de vez en cuando, sería conveniente hacer el esfuerzo de desembolsar algo más de dinero a cambio de un ejemplar en papel. De lo contrario, no quedará otra opción que llevarse las manos a la cabeza cuando no quede ni un lugar donde comprarlo. Imaginaos la cara que pondrían, por citar una, los artífices de la Generación del 27.

sábado, 23 de noviembre de 2013

PERSONAJES: David Jiménez


Sobre el periodismo intrépido

David Jiménez
http://illamosas.com/
Una bolsa de viaje, medio millón de pelas y muchas ganas de hacer periodismo era el bagaje que David Jiménez llevó consigo en 1998 a Hong Kong. Allí quería cumplir su sueño: ser corresponsal en Asia y conocer todos los entresijos de la zona del mundo con más habitantes, y por consiguiente, con más historias que contar. Eran otras épocas, por entonces todavía existía un modelo de financiación periodístico con algo más de futuro que el actual y había mayor prosperidad económica, pero también es cierto que en aquellos años Asia era aún un lugar casi desconocido. No había internet, esa herramienta del saber inmediato que ha multiplicado los flujos informativos hasta el punto de que todo se puede conocer con un par de ‘clics’; tampoco las comunicaciones eran de fiar, no había nadie que se hubiese prestado para ir a esa zona del planeta en la redacción de El Mundo y probablemente en muchas otras redacciones; no había nadie que quisiera arriesgar de esa manera. 

Ese nicho vacío que por entonces era el Sudeste Asiático, David Jiménez lo fue abarcando con los años, habiendo pasado por lugares como las casas de prostitución en Camboya que más tarde volvió para ver en lo que habían quedado, las extravagancias del régimen norcoreano o la llegada de la televisión al reino de Bután. Otras catástrofes como el accidente nuclear de Fukushima fueron grabadas por el objetivo del que hoy ya es considerado por muchos como el “Kapuscinski español”. 

Un sinfín de vivencias, peripecias, disgustos, pero sobretodo alegrías -alegría satisfactoria, de saber que lo que haces interesa, de terminar un reportaje que tomó comienzo hace años, de descifrar con la experiencia la esencia del más honesto periodismo a golpe de realidad-, que David Jiménez compartió con motivo del #NewPaper4 celebrado en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM el pasado 13 de noviembre; y que por si fuera poco, han quedado recogidas en su última publicación: El lugar más feliz del mundo, ya disponible en las principales librerías. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

EXPOSICIÓN: George Méliès. La magia de cine


George Méliès, el tío que inventó los efectos especiales ayudándose de una linterna
George Méliès. "En plein dans l'oeuil". Recomposición de una escena de la película Voyage dans la lune (Viaje a la luna - 1902).
© Stéphane Dabrowski / La Cinématèque Française

Pensemos en una película cualquiera que se quiera rodar hoy en día, y quiero hacer hincapié en lo de una película cualquiera, es decir, sencilla, no demasiado cara, sin grandes efectos especiales o localizaciones extravagantes como las que conforman las superproducciones hollywoodienses. ¿Cuántos recursos se harían necesarios? ¿Cuánto equipo técnico? ¿Cuánto dinero? Contestar a lo del dinero es relativamente fácil: mucho, precisamente por lo de los recursos y el equipo técnico: productores, realizadores, camarógrafos, iluminadores, escenógrafos, ingenieros de sonido, guionistas, decoradores, atrezzo, maquillaje, vestuario, apuntadores, director de fotografía, director de casting, director de directores… Todos ellos encuadrados en pre-producción, producción, post-producción… En fin, me quedo sin espacio para citar cada una de las piezas que se necesitan para conseguir una obra de arte cinematográfica. 
Aquí es justo donde reside la magia que dominaba George Méliès. En nuestros días Méliès sería una especie de Juan Palomo -me ahorro la rima- con todas las de la ley, un absoluto 'crack' de cualquier cadena de montaje de hoy en día, en las cuales el cineasta provocaría el despido inmediato de todos sus compañeros por ir cambiando de un puesto a otro sin pestañear. El artista lo tenía claro: quería hacer cine, pero no sabía más que dibujar y tampoco tenía más que un teatro, imaginación y grandes dotes de bricomaníaco heredadas de la profesión de zapatero de su padre. "Pues con esto, estamos", debió de pensar.  
Pasó de dirigir sus humildes obras teatrales a convertirse en uno de los primeros grandes cineastas considerados como tal en toda Historia del Cine. Siguiendo a los Lumière, a Robert William Paul, y algún otro nombre más de los que encabezan la lista inaugural del universo del negativo se encuentra George Meliès, conocido como el mago del cine. 
Cuando él entró en escena, lo máximo que se había conseguido grabar era una película con una duración aproximada de tres minutos en la que se enfocaba la famosa fábrica de la que salían los trabajadores tras la jornada laboral, o el tren que se abalanzaba sobre el espectador y lo hacía salir corriendo de la sala de proyecciones, como respuesta al miedo que provocaba la escena. Con Méliès las cosas tomaron otro color, y nunca mejor dicho, pues fue él el primero en ponerse a colorear negativos para darle viveza a la imagen. Su pasión por los avances de índole tanto científica como técnica lo convirtieron en todo un pionero en el mundo cinematográfico, aportando muchas de las tempranas invenciones que hizo que el cine dejara de percibirse como una atracción menor y empezara a probar las grandes posibilidades que ofrecía no sólo a nivel artístico, sino también en lo comercial. 
Terminó dirigiendo más de 500 películas entre 1896 y 1912, revelándose como el artífice del trucaje cinematográfico y del género fantástico, aportando la pirotecnia, los fundidos encadenados, los pasos de manivela, los efectos de color y los ópticos, los desplegables horizontales y verticales… Creó toda una amalgama de ilusionismos que dieron un nuevo enfoque al séptimo arte, hasta entonces entendido simplemente como algo documental, una cosa que servía para retratar otras cosas, y no para simularlas, trastocarlas o crear dimensiones imaginarias. Las primeras películas de ciencia ficción son obra suya, también las primeras pertenecientes al género terrorífico. Y en realidad Méliès hacía lo que más le gustaba: dejar rienda suelta a su imaginación, y fantasear creando un mundo a parte del que él y sus semejantes habitaban. 
Su obra capital en 1902, Viaje a la Luna, su ópera prima en 1896, Partida de naipes, o su primera peli de miedo La mansión del diablo; son algunos de los títulos que circundan la sala dedicada a la exposición en CaixaForum Madrid: George Méliès. La magia del cine, disponible hasta el 8 de diciembre (queda poco). En ella se puede disfrutar de proyecciones del director, reliquias cinematográficas como el proyector de Edison de 1897 o la triple linterna de proyección para fundidos encadenados de David William Noakes&Son; bocetos de sus personajes inventados, dibujos de los fantasmas con los que asustaba a sus visitantes, trucos de magia que en el pasado fueron capaces de darle la vuelta a la realidad… 
Recorrer esta muestra es como volver a ser un niño con ganas de tocar, ver, oír… incluso apetece salir corriendo cuando en una de las salas se muestran los efectos ópticos creados por los esqueletos o las brujas en descomposición que el artista dibujó. Una experiencia genial, justo como lo fue George Méliès. 

LO QUE NO TE PUEDES PERDER:
Le Monstre de George Méliès (El Monstruo) - Fantasmagoría

sábado, 16 de noviembre de 2013

EXPOSICIÓN: Magnum's First en la Fundación Canal de Madrid



Agencia Magnum o relato de cuando el foco cambió su perspectiva

El fotoperiodismo aunó con su nacimiento dos disciplinas hasta entonces consideradas independientes la una de la otra. Parece lógico. Por un lado se practicaba el Periodismo, y por otro, en un plano más artístico, la Fotografía. ¿Por qué no unirlas? La fotografía es, al fin y al cabo, una manera más de hacer de escaparate al mundo para mostrar una determinada situación, lo mismo que el periodismo. 

En parte gracias a los avances tecnológicos que se produjeron en este campo, y en parte también a la enorme demanda informativa que existió en el periodo que separó ambas guerras mundiales, la fotografía vivió su Edad de Oro en el periodismo como recurso válido, indispensable y eficaz para retratar una determinada realidad sobretodo a partir de los años 30 del siglo pasado. En aquella época, se hizo patente la vital importancia del periodismo fotográfico para registrar lo que estaba sucediendo alrededor del mundo, y en este contexto entraron en escena los que hoy se consideran los grandes maestros del fotoperiodismo: Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, Werner Bischof, Ersnt Haas, Erich Lessing, Jean Marquis, Inge Morath y Marc Riboud

 El buen dominio sobre la utilización de la técnica fotográfica en el periodismo residía en lograr el justo equilibrio al fotografiar el hecho noticiable del modo más fiel y real posible, y la marca personal, estética o artística, que imprimía el periodista en la foto a través de un determinado encuadre. Los hitos del fotoperiodismo consiguieron entrelazar ambos mundos a la perfección, y abrieron paso a una forma de contar los hechos que se cobijaba bajo el paraguas de la Agencia Magnum, creada en Nueva York en 1947 como una cooperativa de fotógrafos con un doble objetivo: dar nacimiento a un fotoperiodismo cimentado en “la proximidad al objeto, el momento oportuno y el ojo fotográfico”; e inaugurar una agencia independiente de las grandes empresas periodísticas que permitiera la autonomía total sobre la elección de los temas a tratar.

Tener libertad para elegir sus propias historias y dedicarles el tiempo que deseasen para trabajar en ellas era la meta que querían alcanzar sus fundadores. Todas ellas quedaron reunidas en un portfolio de 83 imágenes que formaron la base de algunos de los mejores reportajes gráficos con los que contamos actualmente para visualizar situaciones que van desde los duros años del periodo de entreguerra del siglo XX -los últimos días de la vida de Mahatma Gandhi y su posterior funeral bajo el foco de Cartier-Bresson, la posguerra española que siguió a la Guerra Civil en el País Vasco vista por Capa, la Viena austriaca ocupada por la Unión Soviética retratada por Lessing-; a situaciones más costumbristas e íntimas como las ilustradas por una Morath que guardó para siempre el rostro de la conservadora inglesa Lady Eveleigh Nash en las calles londinenses, o los niños peruanos que un día sonrieron ante la cámara de Bischof. 

 Aventuras estas, y algunas más que fueron expuestas por vez primera en el Instituto Francés de Innsbruck en 1955 y que, tras quedar perdidas y olvidadas en cajas hasta el año 2006, se han expuesto en Viena y Hamburgo en 2008, en Munich en 2009, en Fellbach en 2010 y aterrizan ahora en la Fundación Canal de Madrid para quedarse hasta el 19 de enero de 2014. Todo un lujo, for free

Festival popular, País Vasco, Francia, 1951. © Robert Capa / Magnum Photos

LO QUE NO TE PUEDES PERDER:

domingo, 10 de noviembre de 2013

EXPOSICIÓN: Velázquez y la familia de Felipe IV en el Museo del Prado


Velázquez: el empleado estrella de Felipe IV

Siglo XVII. La decadencia del Imperio Español se hace cada vez más evidente. Las deudas no cesan de aumentar y acucian la economía de la corona española, que acaba por declararse en bancarrota en 1653. Las relaciones con Francia, Inglaterra y Portugal se han ido tornando más y más tensas, hasta sumergirse en guerras que hacían de las hostilidades en Europa el pan de cada día, y la crisis demográfica, económica y monárquica mostraba una profundidad de campo sin precedentes. 

Será 1649 la fecha en la que tendrá lugar la celebración del segundo matrimonio de Felipe IV, conocido como el Rey Planeta con Mariana de Austria que acabará por garantizar la continuidad de la monarquía con el nacimiento, en 1657, de su heredero al trono, Felipe Próspero, que fallecería con tan sólo 4 años de edad, dejando como futuro rey definitivo de España a Carlos II, nacido en 1661. 

Complicada situación la que se encuentra Diego Velázquez al ser convocado por Felipe IV para atender la enorme demanda de producción artística que vivía la realeza española en aquel momento, que necesitaba del sevillano para lanzar tranquilizadores mensajes diplomáticos, tanto hacia el interior de España, como hacia el exterior. 

Ayer como hoy, u hoy como ayer, asistimos día tras día a la enorme contribución que han tenido y tienen los medios de comunicación -en el sentido puramente técnico de la expresión, esto es, como transmisores de información-, en el establecimiento, posterior mantenimiento y continuidad de los poderes políticos.

Ya sea siglos atrás, o siglos adelante, es patente la influencia de la imagen informativa como método explicativo de la situación de un país. La audiencia necesita saber, y a falta de otros medios, se hacen imprescindibles obradores de la comunicación para satisfacer esta imperativa demanda. En el siglo XVII el nivel de analfabetismo entre la población era, por supuesto, casi total; y la imagen, el icono, ejercía una labor fundamental como forma de representación y reproducción del entorno. Velázquez fue “un historiador de la memoria colectiva de nuestro país”, tal y como manifiesta Javier Portús, Jefe de Departamento de Pintura Española del Museo Nacional del Prado, y “atiende la demanda de producción artística, en un momento en el que los ojos europeos estaban centrados en esa familia europea y demandaban retratos de Felipe IV, de la nueva reina, y de los príncipes e infantes que estaban naciendo”. 

Velázquez ejerció de periodista de la corte, remendando y haciendo un poco más válido el reinado de Felipe IV que, si bien no dejó ningún beneficio en lo económico, sí lo hizo en lo artístico, permitiendo que el artista grabara para los restos gran parte de la compleja política europea de aquellos años y dejando de paso, un magnífico legado artístico en la historia de nuestro país.

La exposición, “Velázquez y la familia de Felipe IV” del Museo del Prado en colaboración con el Museo de Viena, recoge 29 obras, 15 de Velázquez y 14 de del Mazo y Carreño mayoritariamente. Cita ineludible hasta el 9 de febrero. 

LO QUE NO TE PUEDES PERDER:


miércoles, 6 de noviembre de 2013

EXPOSICIÓN: III Centenario de la Real Academia Española


La casa de las palabras

Palabras. ¿Qué sería de nosotros sin las palabras? Son ellas las que describen, definen y comunican el mundo, nuestra manera de observar y analizar la realidad que nos rodea. Lo que no tiene palabra, lo que no está bien relacionado en una combinación de letras, no se puede expresar. Mediante ella se puede enamorar, pero también desencantar. Se construye, se destruye y se restaura. Cada cultura se fundamenta en base a un contexto y el lenguaje es el reflejo en el que se mira la evolución de los acontecimientos, de las costumbres, de los usos y de las creencias.

La cantidad de palabras que conozcamos -nuestro diccionario mental-, tendrá claras consecuencias en la capacidad que tengamos para exteriorizar lo que se nos pase por la cabeza, y por tanto, para manejarnos en sociedad.
Un diccionario es un fiel libro de historia, que documenta meticulosamente el paso del tiempo en una cultura y lo plasma mediante la herramienta más utilizada por todo ser humano: la lengua. Así las cosas, se pueden imaginar la exuberante tarea que supone construir la utilización de la palabra, o más bien, la correcta utilización de ésta.

El 6 de julio de 1713 se engendra en nuestro país un laboratorio repleto de intelectualidad, sustentado en ocho científicos del lenguaje decididos a poner orden a la vorágine de vocablos que se manejaban por aquel entonces. Artesanos de la dicción emprendieron lo que hoy, nada menos que trescientos años más tarde, se ha traducido en un glosario que contiene -agárrense- 88.000 joyas de la retórica.  

El templo que las cobija se conoce como Real Academia Española, que tras cumplir las tres centenas, abre sus puertas tan campante y orgullosa de exhibir sus bellezas: 322 piezas entre las que se encuentra, por decir una, el Retrato de Jovellanos dibujado por Francisco de Goya; o metiéndonos ya en materia bibliográfica, tesoros manuscritos como el Libro del buen amor, del Arcipreste de Hita u otros autógrafos de maestros de la escritura como Lope de Vega, Quevedo o Zorrilla.

Una oportunidad que no se presenta a menudo, y que ningún amante del arte del vocablo debería dejar escapar. Ya sabéis: el tiempo pasa rápido, todavía tienes hasta el 26 de enero del año próximo: ¡que no te lo cuenten!

LO QUE NO TE PUEDES PERDER: 

domingo, 3 de noviembre de 2013

EXPOSICIÓN: La Villa de los Papiros en Matadero Madrid

Lúdico viaje en el tiempo




La Villa de los Papiros es la única biblioteca de la Antigüedad clásica preservada hasta nuestros días. Quedó sepultada en el año 79 por la erupción del Vesubio y con ella, centenares de papiros carbonizados escritos en griego quedaron a la espera de ser redescubiertos. Situada en Herculano, cerca de Nápoles (Italia), fue encontrada a mediados del siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos de Borbón. En 1750 comenzaron las excavaciones arqueológicas capitaneadas por el ingeniero militar Roque Joaquín de Alcubierre y el ingeniero suizo Karl Weber, y lo que allí se halló dio lugar a un impulso renovador de la historia cultural europea. 


La exposición que recorre estos acontecimientos -desde la reconstrucción virtual realizada por el Museo Archeologico Virtuale di Ercolano (MAV) de la Villa de los Papiros, hasta las relecturas que se derivaron en el XVIII tras el hallazgo de los Papiros de Herculano-, muestra, en primera instancia, las expresiones artísticas que derivaron de uno de los conjuntos escultóricos con mayor relevancia de la antigua Roma. La Villa de los Papiros representaba el modo de vivir romano tomado de los Jardines atenienses, que hacían las veces de escuela para la obtención de la serenidad y felicidad cotidiana. En esta dirección, el espectador podrá recorrer una sala que muestra cómo era la educación en Roma, junto a los principales soportes de escritura utilizados, siendo éstos las tablillas, el papiro y el pergamino. Por aquel entonces la lectura íntima y privada era accesible para muy pocos, y a menudo la obtención de información dependía de los ‘libertos’, que eran los esclavos que realizaban las lecturas en voz alta para la colectividad. 
Las excavaciones borbónicas propiciaron, en el plano científico, un hito de la tecnología del siglo XVIII: la máquina del padre esculapio Antonio Piaggio, que consiguió desenrollar los muy frágiles papiros carbonizados encontrados en la Villa. El único de ellos que se conserva íntegro, con casi cuatro metros de longitud, se puede presenciar estos días en Casa del Lector del Matadero de Madrid
Otra de las joyas que allí se encuentran es el retrato de Terencio Neo y su mujer, célebre obra de arte pompeyana que corona el final de la exposición. 
En el plano editorial, cabe destacar la labor de los viajeros del ‘Grand Tour’, Antonio Francesco Gori y Marcello Venuti, cuyas obras testimoniaron los hallazgos que afloraron durante las excavaciones de Herculano, que atrajeron hacia Nápoles a numerosos eruditos durante la segunda mitad del XVIII. 
Un proyecto organizado por Casa del Lector y el MAV  bajo el comisariado de Carlos García Gual y Nicola Oddati que propone un espectacular salto en el tiempo y permite adentrarse en el sistema educativo y de conocimiento que se llevaba a cabo en el año 79 y que quedó sumido en el olvido hasta la expedición de 1750. 

De izq. a dcha.: Cálamo (punzón), tablilla y tinta  
Máquina de Piaggio
Fotografía: © Manuela Medina

miércoles, 30 de octubre de 2013

Observaciones en relación a los hábitos culturales juveniles


La totalidad de los jóvenes encuestados utiliza Internet para consumir productos culturales y casi el 100% no paga por ello


Las mujeres disfrutan de más modalidades culturales. Existen diferencias dependiendo del sexo. Mientras los hombres prefieren escuchar música, devorar un buen libro, o ver una película, ninguno afirmó ir al teatro o a alguna exposición de arte. Las mujeres, sin embargo, hacen un mayor reparto en los métodos del consumo de la cultura. Sus preferencias son la música y el cine, seguidos del teatro. Contrasta que leen tres veces menos que los chicos, aunque al menos un 10% de ellas suelen disfrutar de la pintura.

Las mujeres van más al cine que los hombres y ponen más nota al cine españolCentrándonos en el cine, tan presente en los medios de comunicación por La Fiesta del Cine, vemos como dos terceras partes de los hombres dicen ir al cine en pocas ocasiones, el tercio restante suele ir con más asiduidad a ver una película. En cambio, las mayoría de las chicas suelen ir poco al cine, incluso el 10% de ellas no lo hace nunca. Además, el público masculino suele ser crítico con el cine español, ya que el 60% cree que es malo o regular, pero las jóvenes están más contentas con nuestro cine, el 60% cree que es bueno y ninguna lo considera malo o muy malo.

Incertidumbre con respecto al futuro de las formas tradicionales de consumir cultura. No hay mucha seguridad sobre qué ocurrirá en el futuro con los libros de texto impresos, los cds o los dvds. Las mujeres están totalmente divididas entre si estas formas tradicionales de consumo desaparecerán o no, mientras que los hombres que piensan que acabaremos por dejar de consumir cultura tradicionalmente superan en un porcentaje muy leve a los que piensan que continuaremos.

Los hombres gastan menos que las mujeres. Un tercio de ellos consumen menos de 10 euros mensuales en cultura, frente al bajo 10% de ellas. Por su parte, la gran mayoría de las chicas suelen gastar entre 10 y 20 euros, al igual que el 60% de los chicos. Sólo un 5% del total invierte más de 30 euros al mes en éste aspecto, y ninguno suele pasar de 50 euros.



Satisfechos con la oferta cultural madrileña. La mayoría, tanto de hombres como de mujeres, están satisfechos con la cantidad de cultura que se ofrece en Madrid.

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