martes, 31 de diciembre de 2013

Costumbres Navideñas

Uvas en Nochevieja, ¿a cuento de qué?

mylittleparty.es
El gesto se repite año tras año (se consume en pocos segundos entre millón y medio y dos millones de kilos). Las doce uvas, dispuestas frente a cada comensal, esperan su turno para ser tomadas una a una mientras los doce últimos segundos del año se suceden. De la fortuna, de la suerte, del éxito... las uvas que despiden el año desde cada rincón de nuestra geografía han ido tomando distintos apodos con los años, pero ¿de dónde sale esta tradición tan sagrada y extendida entre todos los españoles?



Es tal el arraigo de este ritual, que el no hacerlo, se presenta de manera inconsciente para casi todos como una especie de mal augurio para el nuevo año que entra, y nadie quiere sentir el "mal rollo" que esto puede provocar. De manera que todos nosotros, obedientes y atentos a la hora, aguardamos con paciencia el momento de enchufar la tele, y esperar las 12 campanadas que marcan el inicio del siguiente año.

Da igual que te atragantes, que se te llene la boca de pepitas y tu cara se parezca al globo aerostático de Willy Fog a punto de reventar, las tradiciones están para cumplirlas y tú no ibas a ser menos. Además, hay que reconocer que tiene su gracia ver a cada persona de tu familia en la misma situación que tú -dejando de lado al listillo que todos los años se las toma con una tranquilidad que cualquiera diría que llevase ensayando un mes-, desde la abuela, roja como un tomate, a ese típico primo que todo lo hace bien y tú mal, y sin embargo, se le escapan los restos por cada huequecillo de la boca igual que a ti y no le queda otra que terminar escupiéndolas. 



La versión más aceptada y extendida que explica esta costumbre se remonta a 1909, cuando un excedente en la producción tardía de uvas en la zona del levante estimuló el que los viticultores optaran por repartir parte de ese excedente entre la población, vendiéndolas como "uvas de la suerte". Lo que ocurre es que la falta de medios de propagación en la época, y la incapacidad para comunicar a gran escala, hace que los viticultores desconfíen de esta versión. Pero entonces ¿cuál es la verdadera explicación?

Bueno, podríamos decir que fue toda una serie encadenada de acontecimientos que acabó desembocando en el consumo masivo de las doce uvas en Nochevieja por todo España. Existen documentos y artículos en periódicos que ilustran que la costumbre de tomar uvas con champagne comenzó en el seno de las altas esferas de nuestro país -sobre todo en las madrileñas- como algo importado de París o Biarritz, zonas en las que los burgueses franceses acostumbraban a tomar estos dos productos para despedir el año. Un artículo del 1 de enero de 1896 en La Correspondencia de España relataba cómo celebraron la Nochevieja los miembros del gobierno y decía así:


"En la hermosa residencia particular del Ilustre presidente del Consejo de ministros se reunieron anoche casi todos sus compañeros de gabinete y algunos otros distinguidos personajes. A las doce en punto de la noche saludaron los ministros la entrada del nuevo año comiendo ricas uvas y bebiendo champagne..." 

Con el tiempo, las doce uvas de fin de año se van asentando entre los madrileños, y los productores de esta fruta aprovechan el tirón y comienzan a apodarlas "de la suerte" o "de la fortuna". En 1907, cuando ya es hábito tomar las uvas por muchos lugares de España, periodistas y ciudadanos comienzan a criticar esta costumbre aburguesada y a quejarse de cómo los comerciantes de uvas se aprovechan de ella (La Ilustración Española y Americana, 8 enero de 1907):

"Y, a propósito de supersticiones, ¿no es admirable la rapidez con que se propagan? Hay escritores que llaman ya tradicional a una costumbre importada del extranjero hace muy pocos años por algunas familias aristocráticas, y acogida con burlona seriedad por la clase media y el pueblo, y que aprovechan los fruteros para revender las uvas por docenas, comprándolas a cestos, que toda costumbre supersticiosa es productiva para los especuladores que ven claro."

abc.es


Decía al inicio que esto de las uvas era como una especie de cadena de acontecimientos. Será, a fin de cuentas, todo lo ya nombrado sumado al excedente de producción de 1909 lo que, finalmente, consolida esta moda que ya hace tiempo que ha dejado de serlo y se ha metido en los hogares españoles para ocupar los últimos segundos de la totalidad de los miembros de nuestro país. Venga va, ¡que este sí va a ser el año que no te atragantes!


Fuentes: Muy interesante, Saberia, Diario del viajero

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