miércoles, 11 de diciembre de 2013

EVENTOS: Día de las Librerías


El (no) Día de las Librerías

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Una lástima. A la mayoría de nosotros se nos encoge el alma sólo de pensar que el libro físico, en papel, toqueteable y apilable, podría desaparecer en cuestión de años. Solemos apartar rápidamente la idea de nuestras cabezas, convencidos de que nunca se producirá un desenlace tan trágico para la literatura. Parecemos completamente seguros de que el hábito de girar las páginas plácidamente tras humedecerse el dedo índice perdurará entre nosotros ininterrumpidamente. Es el momento de abrir los ojos. 

El viernes 29 de noviembre se celebraba la tercera edición del Día de las Librerías, organizado bajo el paraguas de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL). Una jornada que pretende, según reza el Manifiesto de los Libreros redactado para la ocasión, “que seáis partícipes de la pasión que los libreros ponemos al desempeñar nuestro oficio”. A cambio, el cliente podía disfrutar de un 5% de descuento durante todo el día, y los establecimientos permanecerían abiertos hasta las 10 de la noche. 

Pues bien. Pasión, desde luego, a los libreros les sobra. Clientes, por el contrario, no tanto. Tras recorrer algunas librerías del centro de Madrid y conversar con sus dueños, las conclusiones se hicieron evidentes. “A las librerías a pie de calle, no les quedan ni cinco años”, contaban desde la librería Berkana (C/ Hortaleza  62). “Somos un gremio en peligro de extinción. No nos apoya nadie. Antes hacíamos cajas de 3.500 euros, ahora si llegamos a 500 nos damos con un canto en los dientes. Y de ahí tenemos que pagar sueldos, luz y demás gastos. Tendremos que reconvertirnos y vender zapatos en vez de libros. Nos reconvertiremos, no se puede ir contra los tiempos”, zanjaban, no sin antes dejar una recomendación: “Si tenéis biblioteca en casa no la tiréis, porque el día de mañana, cuando no haya producción en papel, los libros de segunda mano tendrán su valor”. 

La librería Pérez Galdós, fundada en 1942, ha estado meses con el cierre echado y reabrió recientemente. “No hemos notado hoy mucho más movimiento. El gremio no ha promocionado bien este evento, la gente no se ha enterado”. Desde Tipos Infames (C/ San Joaquín 3), sí notaron algo más de clientela, “pero en general, los viernes son días de más venta que el resto de días”, explicaban. 
En general sí, es posible que con más publicidad, cartelería, bolsas especiales para la ocasión y demás herramientas de promoción, el Día de las Librerías habría tenido más éxito del que, en principio, tuvo. Pero lo realmente preocupante, lo que hay que replantearse, es hacia dónde se dirige el mundo del papel, y con él, todos los gremios que de él dependen. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2008 había en España 7.074 librerías. En 2012 la cifra era de 5.556. Prácticamente 2.000 librerías han tenido que dejar el negocio en 4 años. Un 21,5% menos. Y las previsiones no son esperanzadoras. En el tercer cuatrimestre de 2011 se vendieron casi 21 millones de libros. Durante el segundo cuatrimestre de 2013, poco más de 11 millones. Las ventas se han reducido, en menos de dos años, prácticamente a la mitad. 

La crisis no acompaña. La sociedad española ya está suficientemente preocupada por llegar a fin de mes. Así que es claro que adquirir un libro, que no tienen un precio de por sí muy asequible, se revela como un esfuerzo difícil de realizar. Si a esto le añadimos el fenómeno e-book, con la posibilidad de descargar gratuitamente (e ilegalmente) los ejemplares, la ecuación se hace aún más cuesta arriba. Librerías como Berkana, ya nombrada, realizaron en su día una inversión que rondaba los 15.000 euros para adaptar todos sus tomos al formato digital. Sin éxito, porque estando gratis en Internet, ¿por qué pagar por ello?
No. No es sostenible. No podemos seguir con esta mentalidad. Del mismo modo que #gratisnotrabajo, gratis tampoco escribo, ni hago películas, ni tomo fotografías… ni demás artes culturales que, como todo en esta vida, necesita ser remunerado. Debemos hacer un esfuerzo y tomar conciencia de que hay que pagar por lo que se consume, porque de lo contrario, desaparecerá la posibilidad de que siga existiendo. 

El e-book resulta una estupenda oportunidad de rebaja en los precios de los libros, ¿por qué no tomarla? “Es de buen nacido el ser agradecido”, asegura el refrán. Vamos a hacerle caso, y seamos agradecidos con aquellos que llenan nuestra mente de letras, reflexiones e historias, entre muchas otras cosas. Paguémosle lo mínimo a cambio de lo que nos dan, que es mucho más que una cantidad monetaria. Y de vez en cuando, sería conveniente hacer el esfuerzo de desembolsar algo más de dinero a cambio de un ejemplar en papel. De lo contrario, no quedará otra opción que llevarse las manos a la cabeza cuando no quede ni un lugar donde comprarlo. Imaginaos la cara que pondrían, por citar una, los artífices de la Generación del 27.

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